Por Juan Tomás Valenzuela
La ilusión de monarquía
del yoismo de Danilo,
dió la impresión que el ungido
no es más que un comecomía.
En mi vocación de espía,
vi la entrevista dos veces.
Jatnna preguntó sandeces
propias de un vulgar libreto,
a vez que al otro sujeto
se le trababan las Ss.
Una trama que evidencia
que mil veces fue ensayada
y este simplón se trancaba
por su escasa inteligencia.
En total, solo vacuencia
fue lo que primó esa noche.
Mientras Jatnna hacía derroche
de su condición histrionica
yo pensé en la muerte irónica
de Orlandandito aquella noche.
Se sintió un egocentrismo
durante todo el programa,
por la preguntas de Jatnna
plagadas de Danilismo.
Un inusual nerviosismo
se adueñó del presidente.
Apretujaba los dientes,
se le quebraba la voz
y el pie izquierdo haciendo coz,
como un motor de corriente.
No se habló ná de João,
tampoco de corrupción,
aunque de la reelección
dijo que eso está arregláo.
Como él tá casi empatáo
con tres turnos de Leonel,
según su modo de ver,
pa’la próxima contienda,
se queda con la jodienda
o se la dá a su mujer.
Aunque nunca tocó el tema
del traspaso de la antorcha,
ya su tendencia decorcha
el vinito pa’la cena.
En aceite de ballena
se marina un tiburón,
para lo cual, el sazón
es la oposición dispersa,
cocido a las hierbas persas,
en fondos de corrupción.
Juan de los Palotes
20 agosto 2018